viernes, 26 de abril de 2013

PLANTAS TREPADORAS, EPÍFITAS Y PARÁSITAS



En botánica, se le llama trepadora a toda planta que no se mantiene erguida por sí misma, necesitando un soporte para encaramarse. Para ello puede utilizar órganos como zarcillos, uncinos, raíces adventicias, etc. o se enrosca alrededor del soporte, llamándose entonces voluble. Ciertas enredaderas no necesitan un soporte, y pueden extenderse por la superficie del suelo sin ningún problema. Las enredaderas pueden secar a otras plantas o árboles al quitarles la importante luz solar. Sin embargo no son plantas parásitas, ya que solo buscan un soporte para recibir más luz; o bien, para buscar el lugar perfecto para su desarrollo.


A diferencia de las plantas trepadoras, que siempre están arraigadas en el suelo, los epífitos germinan en los troncos y ramas de los árboles y, de esta manera, alcanzan una posición favorable para recibir los rayos del sol. La mayoría de las plantas epífitas, como el musgo, los líquenes, ciertos helechos y la mayoría de las orquídeas, no son parásitas, ya que se sujetan a los árboles mediante unas raíces especiales que sólo hacen las veces de soporte. Estos vegetales se alimentan de los aportes aéreos y de la lluvia.

Una planta parásita es la que obtiene alguna o todas las sustancias nutritivas que necesita para su desarrollo desde otra planta.

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